En sus más de 400 años de existencia, el emblemático Cabildo de Córdoba tuvo múltiples usos que guardan infinidad de historias. En un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, este símbolo arquitectónico de la Capital provincial, situado al lado de la plaza San Martín y la Catedral, fue escenario de toma de decisiones políticas, sociales y judiciales importantes.
Las actas capitulares redactadas en los años posteriores a 1573 (fundación de Córdoba) ya indicaban de la existencia del Cabildo, que empezó a construirse en 1588 y se terminó en 1610, aunque no con sus características actuales.
Por aquel entonces, se llamó Cabildo de Justicia y Regimiento de Córdoba. Durante la dominación española tuvo la función de ayuntamiento colonial: organizó los asuntos vecinales, dictó leyes, fijó el precio de los productos y rigió la educación, la salud y la seguridad, además de operar como cárcel pública.
Fue remodelado a partir de 1786, por decisión del primer gobernador intendente de Córdoba, Rafael de Sobremonte y Núñez, más conocido como Marqués de Sobremonte. Hasta 1821 fue propiedad de España.
Melisa Sánchez, guía de turismo de la Municipalidad de Córdoba, precisó que el Cabildo “era la institución base española, regía la vida civil y administrativa del Virreinato del Perú en Córdoba” y que se creó “porque las leyes de la época exigían su existencia junto a la plaza Mayor”.
Según el historiador Roberto Ferrero, en sus comienzos “tuvo facultades gubernamentales, administrativas, policiales y hasta judiciales”.
“El Cabildo cordobés dejó de funcionar a fines de 1824, durante el gobierno de Juan Bautista Bustos”, recordó Cristina Vera de Flachs, presidenta de la Junta Provincial de Historia.
Ferrero agregó que, con esta medida, Bustos quiso “democratizar” el poder y darle lugar a la Legislatura y el voto popular. “El Cabildo de Córdoba, igual que el de Río Cuarto y el de La Carlota, fue suprimido por ser una institución aristocrática y monárquica, donde se vendían y compraban puestos de cabildantes”, detalló.
Sede de gobierno
A partir de la tercera década del siglo 19, el Cabildo de Córdoba fue el despacho de los gobernadores, entre ellos Bustos (el primero), Manuel López, Antonio del Viso y Miguel Juárez Celman, por citar algunos.
En 1822 pasó a manos del Gobierno provincial y, durante años, fue sede gubernamental. Después, también albergó a la Sala de Representantes.
En 1855 el Cabildo fue reconocido por la Constitución de la Provincia de Córdoba. Desde 1857 fue el ámbito de desempeño de los funcionarios municipales, que compartieron el edificio con las autoridades provinciales.
Según Vera de Flachs, los usos posteriores del Cabildo, a mediados del 1800, fueron para oficinas de justicia y correos, entre otras actividades.